La ambientación de espacios no es tarea sencilla. Hay mucho trabajo detrás del resultado final que ven los invitados al llegar a la fiesta. Muchas veces nos encontramos con espacios totalmente vacíos que piden a gritos un toque de color y glam. Y es ahí donde todo un equipo de gente trabaja para sorprender no sólo a los invitados, sino a los anfitriones de cada fiesta. Trasformar un espacio no es tarea menor. Requiere del cuidado de los detalles, como en cada uno de nuestros trabajos. No siempre tenemos la posibilidad de trabajar en salones que cuentan con la estructura armada para dar lo mejor de sí en pos del confort de los invitados. Cuando se trabajan con espacios vacíos hay que considerar vestir cada uno de los rincones del lugar. Y si la gente ya conoce el espacio original, la sorpresa será mayor. Por eso trabajar con los proveedores probados en distintos eventos es fundamental para asegurarnos que las cosas van a quedar como realmente deben quedar.
Les dejo unas imágenes que muestran el antes y el después del armado de una boda. Primero vemos un espacio que fue limpiado a fondo, donde se comienza a trabajar en el armado de estructuras, entelados y luces. La próxima imágen muestra el resultado final: las telas lograron su magia, sumado con las flores, las luminarias, los rincones con objetos personales de los anfitriones, y mucho cuidado en cada detalle.
Son varias jornadas agotadoras de trabajo. Pero cada momento invertido vale la pena.
Cariños,
Marcela
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